"El Festival de Cine de Lima tiene que ser la casa del cine peruano"
En esta entrevista, Marco Mühletaler, director del CCPUCP, nos cuenta sobre cómo se vienen preparando para la 25 edición del Festival de Cine de Lima (FCL), y sobre los desafíos y esfuerzos que realizan para seguir promoviendo el arte y la cultura en épocas de pandemia.
Este año es la 25 edición del Festival de Cine de Lima (FCL), que se realizará del 19 de al 29 de agosto. Es una fecha representativa que coincide con el bicentenario y con un contexto de pandemia. ¿Cuáles son sus sensaciones y expectativas?
Es un contexto muy complejo, al que se suma el tema político, que es el resultado de una historia muy larga como sociedad. Por ello, esta fecha no es para celebrar, y eso lo tenemos claro, sino para honrar estos 25 años del Festival de Cine de Lima. Creo que hay pocos elementos para festejar en un país donde se siguen muriendo personas por la pandemia y en el que vemos una polaridad tan fuerte. La misma pandemia ha hecho que nosotros repensemos algunas cosas: hacer el FCL más cercano al público, tener al cine como un gran pretexto para encontrarnos y para vivir historias del mundo, pero con un foco en Latinoamérica.
¿Cómo analiza la realización del FCL en un entorno virtual el 2020?
Me llevé sorpresas positivas porque tuvimos un evento con casi 15 mil tickets vendidos. Queríamos saber cuánta gente significaba esa cifra, porque un ticket no es solo una persona. Entonces hicimos un muestreo con nuestros clientes y vimos que el factor era de 2.5 personas por ticket. Este año nos estamos potenciando más. Estamos recuperando algunas secciones que el FCL había perdido porque el año pasado fue de prueba. Ya tenemos la experiencia, sabemos cómo funciona el entorno virtual, qué problemas técnicos se presentan y cómo solucionarlos.
Este año estamos apuntando a que la comunidad PUCP (administrativos, profesores y alumnos) pueda ejercer su voto de manera específica y entregue un premio en el marco del Festival de Cine de Lima».
Marco Mühletaler
Director del CCPUCP
¿Tenemos un adelanto para la edición de este año del FCL?
El comité de selección aún no termina de sesionar, pero nuestro deseo es consolidar algunas secciones, como la competencia latinoamericana, tanto Ficción como Documental, que estuvo el año pasado y es el corazón del FCL. Y para esta edición, estamos recuperando la sección Aclamadas.
Por otro lado, tenemos la convicción de que el FCL tiene que ser la casa del cine peruano. Eso nos va a llevar siempre a encontrar las fórmulas y estrategias para que este tenga una presencia muy importante en el FCL y encuentre en él una plataforma para su difusión en el mundo.
En esta edición también habrá homenajeados internacionales que nos permitan tener clases maestras con ellos, libres y gratuitas. El año pasado, las redes sociales nos permitieron socializar más ese tipo de contenidos que antes estaba pensado en un público más específico. Es importante señalar que el año pasado, durante el FCL, tuvimos 60 mil reproducciones de los conversatorios.
En ese sentido, las películas serán el punto de partida para hablar de los temas que ellas proponen y no solamente del proceso cinematográfico. Por ello, la propuesta es juntar a un cineasta con un especialista que no venga del mundo del cine y que trabajen de manera más interdisciplinaria las temáticas que proponen las películas. Y eso es un valor para una Universidad como la nuestra.
¿Habrá alguna iniciativa enfocada en la comunidad PUCP?
Estamos trabajando en algunas acciones para poder integrarla más en el FCL. Este año estamos apuntando a que la comunidad PUCP (administrativos, profesores y alumnos) pueda ejercer su voto de manera específica y entregue un premio en el marco del Festival de Cine de Lima.
¿Cómo se desarrollan los esfuerzos detrás del Festival de Cine de Lima?
Hay un enfoque en tres aspectos. Uno de programación, que es al que estamos abocados actualmente. En paralelo, empieza a intensificarse el trabajo logístico, que tiene que ver con la negociación de las películas y el trabajo con las distribuidoras. El tercer elemento, que empieza a intensificarse en julio, es toda la parte de comunicación.
Nuestro equipo tiene dos gorros: uno del CCPUCP y otro del FCL, que pueden representar funciones distintas. El FCL se va superponiendo a las actividades regulares porque no paramos y menos aún en la virtualidad.
¿Cómo ha sido ese tránsito hacia el entorno virtual tanto del FCL como de las otras actividades del CCPUCP?
Las actividades como teatro, cine, galería y cursos continuaron desde lo digital y fuimos el primer centro cultural en el Perú en hacer ese salto. La construcción de ese ecosistema para el CCPUCP es el que le da servicio al FCL. Para ello, hemos creado ccpucpencasa.com.
¿Cuáles son los desafíos en tiempos de coronavirus?
Lo que vimos al principio de la pandemia era un desconcierto tan grande de la población por no poder consumir cultura (quienes estaban habituados a hacerlo) y una sensación fuerte de encierro. Por ello, nuestra primera estrategia fue poner a disposición contenido y tender un puente con el público. Esto, como pasa en todos los mercados, también se saturó. Teníamos que sorprender con contenido nuevo. Así presentamos Conferencia sobre la lluvia, protagonizado por Alberto Isola, que le permitió al público ver una obra de teatro en las mejores condiciones artísticas y técnicas, intentando recuperar la sensación de estar en una sala. El Centro Cultural también tiene actividades formativas que arrancamos en mayo con una acogida enorme.
Este año experimentamos otro cambio. Estamos viendo, desde el mercado del consumo del entretenimiento y cultura, que hay un agotamiento del tema virtual y un querer volver al espacio físico. Hemos sentido este fenómeno en estos últimos dos meses (abril y mayo). Pero confío en que también está influenciado por la coyuntura política.
¿Es el entorno virtual una oportunidad para democratizar el acceso al arte y a la cultura?
Sí, pero con la limitación que implica la conectividad en el país. Cuando hablamos del consumo del arte y de la cultura, y nos enfrentamos a un contexto digital como el de ahora, podríamos decir que se rompieron las fronteras, pero no para todos. Creo que sí se ha logrado darle mayor acceso y, en esa medida, nos encaminamos hacia una democratización. Pero no estoy convencido de que la tecnología sea el elemento central. Hay mucho más de fondo que tiene que ver con la formación de públicos, educación, consumo de la cultura y con otras tareas que todavía no hemos hecho como país.
El público siempre ha sido parte de la dinámica natural y tradicional de los centros culturales. ¿Cuánto lo extraña en este contexto de no presencialidad?
Muchísimo. Extrañamos las salas de cine con la gente aplaudiendo, el calor del público, los comentarios al final de las funciones, la conversación en los pasillos. Todo eso es parte de un centro cultural. Ese punto de encuentro no lo tenemos ahora. Creo que no hay manera de reproducirlo virtualmente y de que nos dé cierta satisfacción a los que hemos vivido la experiencia presencial. Eso es indiscutible, pero no nos podemos quedar en ese sentimiento.
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